Toldot - alimento como sustento y poder

En la parashá de Toldot la Torá presenta un drama familiar que gira en torno a la comida. El alimento como fuente de vida, amor y sustento, pero también como motor de placer, poder y satisfacción inmediata.

Un plato de lentejas para un hermano hambriento

El texto relata el embarazo de Rivka e Itzjak, el nacimiento y crianza de sus hijos mellizos Iaacov y Esav, y nos describe la transacción en la cual Itzjak compra la primogenitura a su hermano Esav por un plato de lentejas.

Como en todo drama familiar que se precie de tal, la culpa siempre la tienen los padres: 

Itzjak prefería y amaba a 
Esav diestro cazador, hombre del campo

mientras que Rivka favorecía a 
Iaacov, hombre íntegro, que habitaba en tiendas (Bereshit 25:27). 

Esav es presentado con las características tradicionales masculinas mientras que Iaacov está asociado a las femeninas.

Continúa el relato: 
Y cocinó Iaacov un guisado; y vino Esav del campo y (estaba) cansado. (Bereshit 25:29)

Iaacov seduce a su hermano con el guiso de lentejas y Esav contesta:
He aquí que yo voy en camino de la muerte, y ¿para qué me sirve la primogenitura? (Bereshit 25:32).

Comenta el Rabino Soloveitchik que Esav está desesperadamente cansado y hambriento, no solo por el esfuerzo de la caza, sino porque no se tiene fé para encontrar significado a su vida en tiempos difíciles. ¿O puede ser que no es fácil ocuparse de obligaciones espirituales cuando tenemos hambre? 

Pero lo más perturbador de este episodio es por qué Iaacov le pone un precio al plato de comida, en vez de actuar como se espera de un hermano, dándole a Esav el alimento que precisa.

¿Qué es ese guisado que está cocinando Iaacov?
Y Jacob dió a Esaú pan y guisado de lentejas, y comió y bebió, se levantó y se fue (Bereshit / Genesis 25:34)

Para que nunca nos falte un rico y caliente plato para convidar a nuestros hermanos, aquí está la receta de nuestro guiso de lentejas familiar (vegetariano).






Bendición con engaño

Ve, te ruego, al rebaño, y toma para mí de allá dos buenos chivitos, y los cocinaré para tu padre, como a él le gustan.  (Bereshit /  Génesis 27:9)

Este texto es parte de la confabulación de Rivka para engañar a Isaac y conseguir la bendición del primogénito para Jacob.

¿Para qué dos chivitos?  Rashi explica que son dos animales, uno para ser cocinado y el otro como ofrenda.  Pero otra lectura, si se quiere más uruguaya, es que en realidad los chivitos no son animales, sino sandwiches "chivitos".  Sabemos que a Itzjak le gustaba la carne y comerse dos chivitos no es algo exagerado.

Coincide con esta parashá el aniversario del fallecimiento de Antonio Carbonaro inventor del "chivito" uruguayo. Como muchos brillantes inventos fue resultado de la necesidad y la creatividad. Una noche llegó una clienta a su bar El Mejillón en Punta del Este pidiendo "un chivito" (refiriéndose a la carne de chivo o cabrito).  Como no tenía carne de chivito, le hizo un sandwich con lo que tenía en el momento: pan y un churrasquito de buena carne.

La receta de esta semana no es la del chivito original, pero sigue los mismos principios: hacer algo sabroso, rápido y con lo que tenemos a mano.  ¡Pero a diferencia de Rivka no es para engañar a nadie!



Esav, amante de la buena mesa: ¿villano o héroe? 
  
En general los comentaristas bíblicos como Rashi lo muestran a Esav como un mellizo pelirrojo, cazador, villano, revoltoso, idólatra y hasta asesino. Pero hay también quienes lo ven de otra forma y el comentario del Rabino Jeremy Gordon nos invita a mirar un poco en los detalles. 

 Y Rebeca tomó las hermosas ropas de su hijo mayor Esav, que tenía con ella en casa, y vistió a Iaacov, su hijo menor.  (Bereshit / Génesis 27:15)


¿Para qué Esav tenía ropa tan elegante si era un cazador? Los sabios nos explican: cuando Esav visitaba a su padre, para honrarlo, se vestía con sus mejores ropas, como la realeza. Raban Shimon Ben Gamliel (Bereshit Raba 65:16) pone a Esav como ejemplo de cómo honrar a nuestros padres. ¡Con elegancia y por supuesto, también con una buena comida!











¿El fin justifica los medios?


La leyenda familiar de esta semana, nos enfrenta al engaño como forma de progreso y beneficio. Al leer la forma en que Rivka y Iaacov se confabulan para engañar a Isaac y timar a Esav, no podemos evitar molestarnos con Rivka. 

A la vez, parte el corazón escuchar el diálogo de Esav con su padre luego de haber sido despojado de la bendición de la primogenitura:


¿Por ventura has reservado una bendición para mi? Isaac respondió y dijo a Esav: He aquí que por señor tuyo lo he puesto, y le he dado por siervos a todos sus hermanos, y de trigo y mosto le he provisto; y para ti ¿qué podré hacer ahora, hijo mío? Y dijo Esav a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? Bendíceme también a mí, padre mío. Y alzó Esav su voz, y lloró. (Génesis/Bereshit 27: 36-38)


Reb Yerachmiel Ben Yisrael escribe a su alumno Aaron Hershel (el abuelo del Rabino Rami Shapiro) cómo debe leer leyendas como esta en la Torá:

“Leélas por las virtudes personales que expresan. No todo héroe o heroína en la Torá es santo, pero cada uno demuestra a su manera la lucha por vivir una vida dedicada a la divinidad. Encuentra en sus vidas algunas sugerencias de cómo vivir la tuya. Sus obras nos instruyen, incluso cuando lo hacen dejando en claro la maldad que debemos evitar.”


Hoy nos identificamos y homenajeamos a Esav a través de un buen plato de carne, como aquellos que sabía preparar. Y elegimos una receta con carácter afro-americano y muchas especies coloradas como los salvajes rulos de su cabellera.








¿Qué le pasó a la familia en esta parashá?


2013: Invitamos a la Comisión Directiva de la NCI junto al Rabino Ariel Kleiner y al entonces seminarista Uriel Romano (actual Rabino) para compartir un asado con estudio de Talmud donde incluimos (además de la tradicional carne y chorizos) esta ensalada de lentejas.





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