Balak - Repartiendo Bendiciones

Esta semana comienza con un Balak temeroso del número y poderío de Israel, buscando al mago Balaam y pidiéndole maldiciones para el pueblo de Israel:
"Ven y maldice para mí a este pueblo, porque es mas poderoso que yo; quizá así prevaleceré y podremos vencerle, y lograré desterrarlo de la tierra, porque sé que a quien tú bendigas será bendito, y al que maldigas será maldito." (Numeros-Bamidbar 22:6)
Beit Ramah se pregunta por qué Balak no pide a Balaam bendiciones para su propio pueblo en vez de pedir maldiciones para sus enemigos? Estaba tan lleno de odio que olvidó las necesidades de su pueblo y solo podía pensar en lastimar a su enemigo.

Muchas veces olvidamos ponernos en el lugar del otro, y no podemos percibir las sensibilidades y perspectivas del prójimo, olvidando que es mucho más lo que compartimos que lo que nos divide.

En este espíritu, esta semana compartimos un Taller de Cocina en Bait Jadash, dedicado a la COEXISTENCIA y basado en el libro “Jerusalem: A Cookbook” de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi. Ellos vivieron durante los años 70 y 80 en Jerusalem (uno en el este musulmán y el otro en el oeste judío). En los 90 se mudaron primero a Tel Aviv y luego a Londres, donde se encontraron, se hicieron amigos y socios. Jerusalem es su casa. Sin ser el lugar donde viven a diario, su ciudad natal sigue siendo EL HOGAR. Los sabores y aromas de la ciudad son su lengua madre.


Las Pasiones y el Humus
Yotam y Sami afirman: “Se requiere mucha fe para imaginar que el humus va a, eventualmente, reunir a los pobladores de Jerusalem  - pero es en lo que creemos.”
Algo único de Jerusalem es que genera fuertes pasiones.En todos los rincones de la ciudad identificamos diversos grupos que luchan por defender sus derechos religiosos y culturales. La minoría Palestina lucha por tener control sobre su destino, al mismo tiempo que los judíos seculares luchan para mantener su estilo de vida frente a la creciente población ortodoxa.
Por otro lado, esta misma energía ha creado comida fantástica y de gran creatividad culinaria. Y todos coinciden que el mejor humus está en Jerusalem.

De quién es la propiedad de las recetas?
La existencia en el Medio Oriente se siente tan incierta y frágil que la gente se aferra con pasión a sus cosas: la tierra, la cultura, los símbolos religiosos, la comida – todo está en peligro de desaparecer. El resultado de estas tensiones son discusiones feroces sobre propiedad y origen: quienes y que vino primero. Pero estos argumentos son fútiles. 

Son irrelevantes.  Mirar para atrás a tiempos pasados en temas de comida no tiene sentido. La comida es algo que tiene sus raíces en el ahora. La comida es algo placentero y sensual que compartimos – es una pena estropearlo! 

Siempre podemos ir más atrás en el tiempo. Por ejemplo: el Humus, es la comida de la población palestina, pero también estaba en la mesas de los judíos de Alepo que vivieron en Siria por milenios y que llegaron a Jersualem en los años 50 y 60. Quién puede decir que el humus es suyo? 

En un lugar como Jerusalem, es absolutamente imposible saber quién inventó una comida.  Las culturas culinarias están tan entrelazadas que es imposible desenmarañar.

La comida en Jeruslem es una bendición compartida, y en el taller compartimos recetas de Labne, Humus y Falafel.

Humus
Las discusiones sobre quienes fueron los creadores son interminables, pero también se discute quien es el que ahora hace el mejor humus: Taami en el Oeste de Jerusalem? Lina en la Ciudad Vieja? Abu Hassan en Abu-Gosh o el ex yerno de Abu Hassan en la vereda de enfrente?

Falafel
Los judíos yemenitas fueron los que primero pusieron quioscos de venta de falafel e introdujeron el sabor de la comida de calle a la población judía. Sami y Yotam salían de sus respectivas escuelas, en diferentes barrios de la ciudad y llegaban a casa con la camisa manchada de tahina. Pasaban por los puestos de Falafel, y llegaban a sus casas sin hambre, para ser rezongados por sus respectivas madres: “el nene no me come!”

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