Vaishlaj
Esta semana continuamos con la historia de Iaakov, con sus desafíos y enfrentamientos. La Rabina Silvina Chemen nos hace notar que este es el momento del enfrentamiento más difícil: enfrentarse a sí mismo. “Así se quedó Iaakov solo¸ y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba” (32:24) y esta lucha lo transforma de tal forma que vuelve a renacer llamándose Israel “porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (32:28) Se encuentra a sí mismo y pacta. Y así como en los nacimientos biológicos, renacerse es doloroso. Deja marcas, imprime huellas, para siempre. En el cuerpo y en el alma. Nos cuenta la Torá sobre estas heridas “Y cuando vio que no podía con él, tocó la coyuntura de su muslo, y se desgarró Iaakov mientras luchaba con él” (32:26). Las heridas son tales que duran hasta hoy en las reglas de kashrut por las cuales Uruguay no exporta los cuartos traseros vacunos a Israel. “Por tanto, no comen los hijos de Israel del tendón encogido, que está en la coy