Mishpatim: comer - una experiencia religiosa

La Parashá de esta semana, Mishpatim, está conectada con la de la semana anterior por su contenido y por la conjunción "Y":

"Y éstos son los juicios (mishpatim) que pondrás delante de ellos" (Shemot-Éxodo 21:1)

Hasta este momento veníamos leyendo narrativa, pero a partir de esta lectura encontramos leyes y reglas que forman parte del sistema legal hebreo. Se detallan las leyes que se inspiran en los diez mandamientos que recibimos en el momento del Sinaí (que leímos en la parashá de la semana pasada), para que los tengamos presentes en el espíritu de nuestras acciones diarias.

En esta parashá nos encontramos con una secuencia de juicios o normas de vida y de muerte; de ojo por ojo y diente por diente; de relacionamiento entre esclavos, amos y vecinos. 
Y en medio de todas estas situaciones tan humanas, aparece la imagen de un cabrito y su madre con la prohibición:

No cocinarás el cabrito en la leche de su madre (Éxodo-Shemot 23:19)

Rashi nos dice que la palabra guedí (cabrito) significa también cordero y becerro. La halajá actual incluye en esta prohibición también a las aves. Para entender porque esta prohibición de mezclar carne con leche se aplica al pollo (que no produce leche) tenemos que ir al Talmud (TB Hullin 113a, 116a) que incluye esta interesante discusión entre nuestros sabios.

Rabí Akiva dice que no se puede mezclar pollo con leche pero Rabí Iose Ha Galili no tiene problema en comerse un pollo parmesano. En la época de la Mishná, la posición de Rabí Iose era la común en muchas comunidades. Pero en el siglo 15, la prohibición de Rabí Akiva fue codificada en el Shulján Aruj y desde entonces no ha sido modificada. ¿Quizás sea momento de volver a la época de Rabí Iose y simplificar nuestra cocina?

Mientras tanto, los comentarios sobre esta prohibición son muchos. Maimónides ve en este mandamiento un precepto de higiene; Ibn Ezrá, un precepto de piedad. Abravanel escribe que los pueblos idólatras antiguos lo hacían, y los israelitas no debían imitar sus costumbres. Algunos enseñan que es para que seamos sensibles a los sentimientos de los animales, lo que nos permite transformar el comer en un acto sagrado. Otros explican que es para separar la vida de la muerte: la leche que produce un animal vivo y que nos nutre, de la carne del animal muerto.

De todos estos símbolos, la separación de la vida y la muerte fue la que más nos gustó, así que elegimos una receta de vida - con leche - y sus productos que nos nutren.



Comer: experiencia religiosa

En la parte final de esta parashá, encontramos una descripción más de la revelación:
Y subió Moisés con Aarón, Nadav y Avihú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel,... ,como a los cielos puros. Y no levantó su mano contra los hijos de Israel, 
quienes contemplaron la gloria de Dios y comieron y bebieron. (Shemot / Éxodo 24:9-11)

¿Qué quiere decir este texto? ¿A qué se refiere cuando dice “y contemplaron” y “comieron y bebieron”? La experiencia religiosa de la contemplación divina parece ser opuesta a acciones tan mundanas como comer y beber.

El Talmud (TB Berajot 17a:12) elige no tomar literalmente este texto y explica que hay situaciones en las cuales trascendemos y que contemplar la gloria de Dios equivale a comer y beber. O sea que en realidad no hubo banquete. 

Rabí Israel ben Eliezer, el Baal Shem Tov (siglo XVIII) lo ve diferente. Presenciar la revelación divina y disfrutar de placeres mundanos (como ser la comida y la bebida), no solamente no es contradictorio sino que es precisamente a partir de esa capacidad de percibir lo mundano de otro modo, es que el ser humano tiene la posibilidad de percibir la revelación divina. Basado en el versículo de los Salmos que dice "Gustad y ved que es bueno Adonai" (34:8), el Baal Shem Tov hace un juego de palabras y dice: "Allí donde degustamos y ves que es bueno, pues allí está Adonai".

Después de la interpretación del Baal Shem Tov, aprendemos que fue precisamente en el acto, en apariencia profano, de sentarse a comer y beber que Moshé, Aarón y el resto de los "notables" presenciaron la revelación divina.  El vínculo de ellos con lo divino fue justamente comer y beber.

El Rabino Guido Cohen nos enseña que la celebración compartida alrededor de una mesa nos hermana y nos acerca y, por lo tanto, hace que la presencia de Dios esté más cerca de cada uno de nosotros.

A nosotros nos encanta compartir la mesa con muchos amigos, y encontramos la presencia Divina hasta en unos simples pepinos.



Pepinos en sal – Wasser-Gurken


En memoria de la abuela Margarita bat Fanny

Esta receta es una adaptación de dos recetas: una de un libro de cocina húngara (A Taste of the Past – András Koerner) y otra de “Jerusalem” de nuestros viejos conocidos Yotam y Sami.
Es una técnica muy fácil: los pepinos se ponen a fermentar en una salmuera con especies varias, por dos a tres días. Las recetas difieren en la concentración de salmuera para la fermentación y en el tipo de condimentos.  La receta húngara no lleva más condimentos que sal y eneldo (me hace acordar a la abuela Margarita que cuando venía a visitarnos los domingos a Punta Gorda recorría los terrenos baldíos del barrio en busca de hinojo para hacer sus pepinos).  La de “Jerusalem” incluye ajo, pimientas, especias, picante; queda con un sabor más israelí. Luego de varias pruebas llegamos al nivel ideal de sal y condimentos para los mini-pepinos que en esta época aparecen en Montevideo. 


¿Qué le pasó a la familia en esta parashá?

2013: Semana "Descubrí Montevideo Gastronómico" en el marco de Montevideo Capital Iberoamericana de la Cultura 2013. Así elegimos una receta criolla con pescado fresco de nuestro Río de la Plata.


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